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¡Ay, moreno!

Hay un punto de dignidad en el cateto que se asoma a la capital que no existe en los imbéciles que aterrizan en la provincia como el cornudo de Mogambo: dispuestos a explorar lo descubierto y a descubrir lo explorado como si la vegetación, al contrario que con el caballo de Atila, creciese a su paso. "¡He descubierto la selva, morenos!", presumía el farfollas, mientras Gable se la pegaba en el campamento con la de Mónaco. 

5 el buque negro: ¡Ay, moreno! Hay un punto de dignidad en el cateto que se asoma a la capital que no existe en los imbéciles que aterrizan en la provincia como el cornudo...
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